TAZAS VACÍAS

Adaptación de la Parábola Budista “La taza de té vacía”


A primera hora de la mañana Aquella Mujer entraba en la cafetería, se sentaba y pedía una taza de nada. Siempre lo mismo, el mismo ritual.
Se quedaba unos minutos allí, con su taza vacía y con la mirada perdida, mientras la luz y la gente comenzaban a entrar en el local. Cuando ya el gentío lo llenaba todo de ruido y los rayos de sol iluminaban hasta el último rincón, ella se escabullía silenciosa sin que volviésemos a verla hasta la hora del cierre.


Era al anochecer cuando Aquella Mujer llegaba  abriéndose paso entre el paisaje desolador, que las horas habían ido dejando. Y como apurando los últimos resquicios de vida en mesas con trozos de tarta mordisqueada, Aquella Mujer con calma y decisión se sentaba, cogía una taza vacía al azar y le daba la vuelta, derramando cualquier poso que pudiese quedar.


Todos los camareros estábamos intrigados con su comportamiento, pero la iluminación de la duda nos duraba un instante, enseguida nos dejábamos arrastrar por la prisa de llevar nuestras urgencias a otro lugar.
Pero creo que aquel día yo ya estaba preparada para escuchar su historia y ella lo sabía. Así que me miró y me dijo
-Hola, me llamo Luz, ¿quieres sentarte?-
-Hola-  contesté y sin apoyar apenas mis piernas en la silla, no se me fuese a escapar la oportunidad, le pregunté
-¿Por qué siempre nos pides una taza vacía?


-Bueno… - contestó con calma, -una taza sólo sirve cuando está vacía, ¿verdad?. No hay nada que puedas añadir a una taza llena-

-Pero …- me animé a continuar -¿de qué la llenas?-

Y con una amplia sonrisa, me dijo:
-Acepto los obsequios de la vida. Un nuevo día, cada amanecer es un regalo precioso y cuando salgo de aquí lo hago como si yo misma fuese esa taza vacía y cada instante una gota llenándome-  ¿y tú? Me preguntó ¿Qué tesoros encontraste en tu día, qué cosas te hicieron hoy estar agradecida?



Vaya… la pregunta resonó en mi cabeza… la verdad, no pensaba que hoy hubiese recibido ningún regalo, o por lo menos no había sido consciente de ello …  Ayer si que por ejemplo… bueno y quizás en el futuro si las propinas iban bien me compraría…
Luz como adivinando mis pensamientos y queriendo colarse en ellos, me susurró:
“el ayer es historia y el futuro un misterio pero el hoy es un obsequio y por eso se llama presente”



-Y…  ¿por quė cada noche le das la vuelta a la taza?- pregunté quisquillosa -¿es que no quieres esos regalos que el día te trae?-
Ella, lejos de molestarse,  no hizo más que alumbrarme con sus palabras.
-Acepto que las cosas vienen y se van, que ese momento exacto no se repetirá. 
Me siento preparada para abandonar este mundo al final de la jornada porque he hecho en cada momento todo lo que podía hacer estando plenamente presente. -



Entonces, deslizó sobre la mesa la taza vacía hasta llegar a mis manos, me apretó ligeramente de un modo cariñoso y se fue.
Allí me quedé unos minutos, sola y frente a la taza vacía, sintiendo que mi vida era igual pero diferente.
Dando las gracias por aquel regalo, le di la vuelta a la taza y me convertí en Aquella Mujer.


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